Crónica
Policial
Educación
02/04/2025
Una seguidilla de hechos delictuales han sido protagonizados en los últimos días por parte de adolescentes, especialmente escolares, dejando tanto a víctimas como a victimarios menores de edad, y en las cercanías de sus establecimientos educacionales.
El lunes, un estudiante de 17 fue baleado en la cabeza en las cercanías de su liceo, en la comuna de La Calera, en la Región de Valparaíso, mientras que un menor de 15 años resultó detenido.
Con el correr de las horas, se logró la detención de un segundo adolescente, también de 15 años, a quien se le halló un cargador con municiones. Ambos serán formalizados este martes por el delito de homicidio frustrado. Esto, mientras la víctima fue intervenida con carácter de riesgo vital.
En tanto, en la Región Metropolitana, específicamente en la comuna de Pedro Aguirre Cerda, una pareja de un joven de 18 años y una joven de 17, fueron interceptados por un sujeto de 40 años para asaltarlos. Fue ahí que la joven logró arrebatarle el cuchillo con el que fueron amenazados y le provocó heridas que posteriormete terminaron con la vida del sujeto.
Esta semana igual, el Ministerio Público afirmó que se configuraría la legítima defensa de los escolares. Otro caso que involucró a un menor de edad se registró en Nacimiento, en la Región del Biobío.
Esto, porque un estudiante de 15 años fue asesinado en la vía pública, quien, según información preliminar, habría sido agredido y apuñalado por dos individuos.
Esta serie de hechos ha reactivado el debate en torno a los índices de violencia en entornos escolares, pero también en las razones que existen detrás del temprano inicio de las carreras delictuales por parte de adolescentes, y las medidas que se deben tomar para evitar que más jóvenes sigan engrosando la cifra de ilícitos violentos, tanto en calidad de víctimas como de victimarios.
"Evitar o interrumpir carreras delictuales"
El ministro de Seguridad Pública, Luis Cordero, fue consultado en torno a las razones que podrían estar detrás de este tipo de hechos que involucran a adolescentes y qué medidas se tomarán en torno a los casos registrados ayer.
De acuerdo a Cordero, "la evidencia está demostrando que hay un determinado segmento, cuyas trayectorias vitales, en el caso de niños, niñas y adolescentes, es relativamente común.
Son personas que se enfrentaron a la ley a temprana edad, trataron de ser intervenidos por el sistema de atención público, tuvieron poca adhesión, no solo ellos, sino que también sus familias. Y cuando uno mira las trayectorias principales de varios de ellos, las conclusiones son relativamente similares".
En ese sentido, Cordero enfatizó en que "el esfuerzo que tiene que hacer el Estado de Chile, es que aquellos que iniciaron sus carreras criminales, interrumpirlas tempranamente. Y aquellos que están sujetos a factores de riesgo, evitar que inicien esas carreras criminales.
Pero eso significa un esfuerzo compartido que va más allá del Ministerio de Seguridad Pública porque requiere intervenciones públicas y privadas pero con un propósito común".
"Los índices de violencia están aumentando, están aumentando también en la convivencia escolar, y están igualmente distribuidos. Esto no tiene que ver con barrios determinados", complementó.
Al ser consultado por las medidas específicas, como más resguardo a los establecimientos u otros, Cordero sostuvo que aún están a la espera de reportes policiales, y llamó a evitar "por la gravedad que tienen, de transformarse en fáciles comentaristas de situaciones que van cambiando con mucha rapidez dependiendo de la investigación".
El diagnóstico y causas
Consultado por este escenario, Daniel Johnson, director ejecutivo de Paz Ciudadana, comentó que "en los siete u ocho años anteriores a la pandemia hubo una disminución sostenida de jóvenes en la participación en delitos (...) pero después de la pandemia, en los últimos tres o cuatro años, ha habido un aumento sostenido, y se está recuperando 'gran parte del terreno' que los jóvenes habían perdido en esta participación del delito". De todos modos, según Johnson, la participación sigue siendo baja, del orden del 10%.
"El problema está en que los jóvenes están aumentando y los niños, niñas y adolescentes tienen mucho menos control de impulsos, por lo tanto, la participación en delitos es más violento. Cada delito que comete un joven, suele ser mucho más dañino que un delito que comete un adulto".
Pilar Lizana, directora de Volpe Consulting y experta en seguridad, comenta que el proceso de evitar que los jóvenes ingresen a carreras delictuales es complejo, especialmente en contextos donde hay adolescentes integrados a clanes familiares del negocio de las drogas.
"Cuando nos enfrentamos a niños que integran el negocio familiar, quizás ahí no podemos argumentar el tema de que esos niños están fuera de la sala de clase, que están vulnerables, que se enfrentan a los narcofunerales, porque en el fondo, con sala de clase o sin sala de clase, ese clan familiar dedicado a la droga va a querer que su negocio se mantenga en la familia, y esos niños igual de alguna manera van a estar relacionados con el negocio", comenta.
De acuerdo a Lizana, un hecho preocupante es el que ocurre con las extensas paralizaciones de clases, puesto que esos niños "fuera de la sala de clases, los deja a merced de grupos que los pueda reclutar para darles, por ejemplo, un sentido de pertenencia.
En general, cuando uno va al colegio, tiene ese sentido de pertenencia en su grupo de amigos, en su curso, en los profesores con los que se relaciona, y cuando están fuera de la sala de clase, ese sentido de pertenencia se pierde un poco y los deja vulnerables a esto.
Y por otro lado, también son buscados para ser contratados por grupos para que cometan delitos, porque las penas se aplican distinto a los jóvenes". Hay otro elemento clave, a juicio de la experta, es que hoy en día los jóvenes, al saber que se enfrentarán a 12 años de estudio, "quieren algo más rápido.
Quieren estatus y dinero más rápido. Y a ello se suma que las redes sociales que están siendo utilizadas por algunos miembros de bandas criminales, que muestran esa vida de lujo, de dinero, de carrete. Y al final, se transforma en una competencia muy compleja para la educación formal y el proceso formal de esos jóvenes".
Medidas para la prevención
Para Jhonson, es relevante comenzar a pensar medidas que prevengan el ingreso a carreras delictuales. "Ahora empezamos a pensar en bajar la edad de responsabilidad penal. Perfecto, puede ser una medida, pero ¿qué queremos conseguir con ella? Porque los países que han hecho este camino, vienen de vuelta... porque si bien la disminución de la edad pareciera que va a tener mayor acción en el sistema penal, que evidentemente lo va a tener, y no ha demostrado tener impacto en el involucramiento de la cantidad de jóvenes. No inhibe a los jóvenes de cometer delitos".
Lo que sí puede ayudar, a juicio de Jhonson, "es a tratarlos de manera efectiva. O sea, que los jóvenes, cuando cometen delitos, se pueda investigar cuál fue la razón, y lo tratemos de manera efectiva y absolutamente separado del sistema de vulneración de derechos, es algo importante y en ese sentido es que deberíamos pensar en alguna solución". Por su parte, Constanza Lara, investigadora legal de Acción Educar, enfatiza que, en efecto, la violencia escolar es una de las principales preocupaciones de las comunidades educativas.
"Ante esto, se necesitan una serie de medidas que son esenciales para abordar esta problemática, como por ejemplo, entregar mayores recursos para que los colegios puedan contratar profesionales capacitados en la materia, incentivar el trabajo colaborativo con las familias, poner el foco en medidas de prevención y un aumento en prestaciones de salud mental, por decir algunos.
Lamentablemente, el Gobierno decidió poner urgencia a la tramitación del proyecto de convivencia escolar, el cual no incluye ninguna de estas medidas", cerró.