Crónica electoral: entre números, mesas y expectativas

Nacional

Crónica

Política

25/09/2025


El domingo 16 de noviembre se avecina con una carga simbólica e histórica para Chile: elecciones presidenciales y parlamentarias que marcarán el pulso político del país. Caminando por las calles de Santiago o en las zonas rurales del sur, se respira una mezcla de expectativa, interrogantes y responsabilidad colectiva.

El Servicio Electoral (Servel) tiene hoy más que una misión técnica: debe orquestar una logística extensa para hacer frente a un padrón récord de 15.779.102 personas habilitadas para votar. Bajo ese manto numérico se vislumbra un reto operativo mayúsculo.

Pamela Figueroa, presidenta del Servel, lo ha dicho con claridad: estiman que alrededor del 85 % del padrón participará, tomando como referencia experiencias electorales anteriores. Pero proyectar no es asegurar, y esa cifra —potente si se cumple— se abre paso entre preocupaciones logísticas y sociales.

Una de esas preocupaciones tiene rostro y nombre: 400 electores por mesa. Esa proporción impone exigencias al momento de elegir locales de votación, pensar recorridos, distribuir recursos humanos y garantizar que cada mesa sea funcional y accesible. Figueroa asegura que ya están trabajando para que los locales cumplan requisitos y estén “cerca de los domicilios electorales”. 

En medio de esos preparativos aparece una variable social que no puede ignorarse: la migración. Frontera móvil, desplazamientos, ausencia de notificaciones de cambio de país… Figueroa advierte que muchas personas inscritas en el padrón ya no residen en el territorio, pero siguen ahí porque no han comunicado su movimiento. La Tercera Eso arroja una sombra de incertidumbre sobre la correspondencia entre el padrón y la realidad territorial habitacional.

Y hay otro dato que suena potente: la participación proyectada de extranjeros habilitados, que podría llegar al 60 % según estadísticas internas del Servel. La Tercera Si esa cifra se aproxima a la realidad, el voto extranjero se convertirá en un actor relevante en esta elección.

Camino a noviembre, el aire electoral se alarga: meses de campañas, debates, confrontaciones ideológicas. Pero detrás del ruido y las luminarias políticas está el engranaje silencioso que debe funcionar: la logística, el local de votación, la mesa, los vocales, los impresos.

Si el 16 de noviembre efectivamente se concreta esa participación cercana al 85%, será un triunfo institucional: habrá sido posible que más de trece millones de personas usen su derecho electoral con eficacia operativa. Pero si surgen fallas —mesas saturadas, locales lejanos, errores en el padrón— el impacto no solo será técnico, sino político: legitimidad puesta en tensión.

A la espera de los resultados, esta crónica sugiere un país que, con todas sus fisuras y complejidades, camina hacia una de sus elecciones más grandes. El desafío no es solo votar, sino que cada voto pueda contar con eficiencia, certeza y cercanía.





Noticias Relacionadas