Indicador revela que persiste pesimismo en la confianza económica en el Biobío

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Crónica

01/10/2025


La economía del Biobío no logra convencer a sus propios habitantes. El ICER —barómetro que mide la percepción de los consumidores sobre su situación personal, tanto regional como nacional— se situó en 32 puntos en julio de 2025.

Aunque el resultado es más alto que el de un año atrás, el indicador sigue anclado en la zona del pesimismo, donde menos de la mitad de la población cree que la situación mejorará.

El estudio, elaborado por la Facultad de Economía, Negocios y Gobierno de la Universidad San Sebastián (USS), detalla que la evaluación actual de la economía se mantiene crítica: 24 puntos en la situación personal, 25 en la visión del país y 26 en la percepción regional, cifras que evidencian un ánimo deteriorado y sin señales inmediatas de recuperación.

Para Andrés Ulloa, director de la carrera de Ingeniería Comercial de la USS, esto responde a que la población “tiene más confianza en que a la economía regional y nacional le irá mejor que a ellos mismos. Es decir, son más pesimistas sobre su situación personal.

La causa se debe a dos factores: uno es el desempleo, que afecta principalmente a mujeres, personas de más edad y de peor condición económica. El otro problema es la inflación, que todavía golpea fuerte las expectativas y se traduce en pérdida de bienestar, mayor pobreza y baja probabilidad de tomar riesgos”.

En contraste, las expectativas de mediano plazo entregan un respiro. La proyección a dos años llega a 49 puntos para Chile y 48 para el Biobío, bordeando el límite que separa la confianza del escepticismo y dando cuenta de un optimismo cauteloso.

La inflación sigue siendo el fantasma más presente: nueve de cada diez encuestados esperan nuevas alzas de precios, un nivel comparable al de la pandemia. “La inflación ha golpeado muy fuerte a todos los agentes de distintas edades, condiciones económicas y género, y eso se traslada a las expectativas. Aunque la inflación real ha estado bajando, las personas aún creen que se mantendrá alta, lo que incide negativamente en sus decisiones de ahorro e inversión y hace que sientan que su bienestar ha disminuido”, explica Ulloa.

El empleo aparece como otra amenaza. Uno de cada dos encuestados anticipa más cesantía, percepción que escala a 62% entre los jóvenes. “La mayor cesantía se ha producido justamente en los jóvenes, mujeres y personas de más edad, lo que redunda en pérdida de confianza y mayor malestar. Sin embargo, también ha aumentado la confianza en que la economía se recuperará en un futuro, probablemente condicionada por factores políticos y la próxima elección”, añade el académico.

El acceso a financiamiento tampoco se libra del pesimismo: 78% considera que es un mal momento para solicitar créditos y 82% señala que encontrar trabajo en la región es difícil. Ulloa precisa que “tanto la mayor inflación como los problemas de desempleo hacen que la gente sea cauta y prefiera esperar. Aun así, en la práctica, con el subsidio a la tasa de interés ha aumentado la cantidad de créditos hipotecarios”.





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