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Salud
13/08/2025
Se dieron a conocer los resultados de una nueva edición del Observatorio Nutricional Nestlé y la Universidad Finis Terrae, que reveló la percepción de padres, madres y cuidadores sobre los hábitos alimenticios de niños en el país.
El estudio fue realizado por la empresa de investigación de mercado Ipsos, y fue aplicado durante el pasado mes de julio a través de una encuesta en formato online a 600 padres y madres de menores de edad entre los 2 y 15 años.
El estudio volvió a revelar en su edición 2025 una importante disonancia entre la percepción de los padres y madres versus la realidad, ya que se mantiene la marcada desconexión entre la percepción de cuidadores y los datos oficiales en cuanto a condiciones nutricionales.
En ese sentido, solo un 14% de los padres declaran que sus hijos tienen sobrepeso u obesidad, mientras que los últimos datos del Mapa Nutricional de la Junta Nacional de Auxilio Escolar y Becas (Junaeb) afirman que el 51% de los escolares presenta alguna de estas condiciones médicas.
Esa brecha de 37 puntos "sugiere que el exceso de peso infantil se ha normalizado en el entorno familiar y/o que existe una tendencia de negación del exceso de peso en los niños", mencionó el estudio.
En tanto, un 81% de los cuidadores declaró percibir a sus hijos con un peso normal. Cabe señalar que el estudio consultó por primera vez sobre el vínculo entre salud mental y percepción corporal en niños.
Los resultados revelan una baja conciencia de los padres respecto al impacto emocional del peso en sus hijos, cifra que solo alcanzó el 27%.
Entre los que consideran que su hijo tiene sobrepeso u obesidad, un 46% declaró que el niño/a se compara con personas que tienen un peso diferente al suyo, 44% que se ha sentido avergonzado o criticado por su cuerpo, 30% se siente aislado por este tema, 26% se siente presionado a perder peso o comer saludable, y un 11% ha empeorado su rendimiento escolar.
Obstáculos para padres
Entre los hallazgos más relevantes, el informe reveló las principales dificultades de la alimentación para los padres al momento de brindar comida saludable a sus hijos. Entre ellas, las más mencionadas son poca oferta con 24% (+6 puntos), altos precios con 18% (-7 puntos), y que no le gusta al hijo con 17% (0 puntos). En tanto, un 12% declaró que es por falta de tiempo, un 7% por desconocimiento, un 6% porque otras personas le ofrecer al niño alimentos menos saludables, un 5% por desinterés y un 2% por los formatos o envases poco prácticos.
Al respecto Edson Bustos, académico de la Escuela de Nutrición y Dietética de la Universidad Finis Terrae, mencionó que "una de las principales barreras tiene que ver con la poca oferta que ellos consideran disponible. Esto obviamente es un desafío tanto para la industria como también para las mismas familias de tener o poder preparar en las casas más variedad de alimento con los mismos ingredientes". A su juicio, "la variedad de alimentos siempre es una dificultad, principalmente en los niños que tienden a aburrirse a veces con las alimentaciones que son muy monótonas".
Según el académico, algunas soluciones para estos obstáculos es obtener recetas sanas "a través de recetarios, apoyo con profesionales, o a través de redes sociales también puede ser una alternativa", además de "generar menús semanales y compras más organizadas es una excelente estrategia para poder cumplir con el requerimiento de este concepto de una alimentación que sea más variada".
Planificación alimentaria
Sobre la improvisación y planificación de comidas de los niños, un 64% de los padres declaró que organiza los almuerzos y cenas de su hijo/a con anterioridad, parámetro que subió 4 puntos porcentuales desde 2024 (60%).
En contraste, 57% reconoció que improvisa las comidas con lo que hay en casa y disponible en el refrigerador, versus un 60% que se alcanzó en 2024. De acuerdo al estudio, esta cifra sube aún más en los segmentos socioeconómicos bajos: en el grupo socioeconómico D, planificadores e improvisadores representan un 50% y 50%.
Además, los padres mencionan en promedio 1,9 razones para usar servicios o aplicaciones de delivery para recurrir a las comidas. En primer lugar y con 36% se encuentran las ofertas y promociones, apelando a la gran disponibilidad actual de descuentos, cupones y programas de fidelización. Le sigue con 35% el ahorro de tiempo, ya que se deben evitar tareas como realizar compras de alimentos por separado y la limpieza de la cocina.
Finalmente se destacó la comodidad con un 34%, ya que solo se debe recibir el pedido en el domicilio. Esto contrasta con la buena evaluación que recibe la comida casera, que es la que tiene la mayor calificación como una alimentación saludable.
Según Regina Oyanedel Avilés, client officer de Ipsos Chile, uno de los principales desafíos de padres es que "no hay tiempo para cocinar porque cada vez los cuidadores pasan menos tiempo dentro de los hogares, por lo tanto, no hay mucho tiempo y eso juega en contra".
A ello se suma que "la percepción de que la comida rápida es mucho más barata y que los precios con la inflación llegaron para quedarse (...) hay una tensión importante entre comer saludable y casero, y que no tengo tiempo. Por lo tanto, la comida rápida es una solución, no es la ideal pero finalmente se van por ese camino".
Sedentarismo y pantallas
Otro factor importante en los hábitos alimentarios de niños es el sedentarismo, ya que hay pocas horas de actividades físicas extras que complementan su rutina. Incluyendo las clases de educación física en los colegios, el promedio de horas dedicadas a la actividad física alcanzan las 3,7 en niños de entre 2 y 5 años, 3,6 entre aquellos entre 6 y 12 años, y de 3,9 entre los de 13 a 15 años.
El estudio reveló además otras prácticas alimentarias negativas que prevalecen entre los niños, ya que pasan en promedio 3 horas diarias frente a una pantalla. En concreto, 1 de cada 5 niños entre 2 y 5 años no tiene acceso a dispositivos electrónicos, pero desde los 6 años en adelante, el promedio sube a 2 dispositivos por niño. Además, alcanza 2,5 dispositivos en adolescentes de 13 a 15 años.
En esa línea, el celular se posiciona como el dispositivo con más horas de uso promedio en los niños mayores, especialmente de 13 a 15 años, con un promedio de 2,6 horas al día. Esto afecta también su alimentación, ya que 38% de los niños consume alimentos frente a pantallas durante la semana, proporción que sube a 47% los fines de semana.
Mientras el primer porcentaje se mantiene desde 2024, este último presenta un aumento de un 7%, lo que sugiere que se ha intensificado el uso de pantallas. Según el estudio, comer frente a pantallas sigue siendo uno de los principales malos hábitos alimentarios detectados, junto con comer por aburrimiento y hacerlo muy rápido. Al respecto, Regina Oyanedel Avilés mencionó que "los niños pasan mucho tiempo frente a las pantallas, por lo tanto, la actividad en el colegio es fundamental.
Ahí vemos una diferencia entre los segmentos más altos que tienen más horas de práctica de educación física porque pueden participar de talleres fuera del ámbito escolar. Sin embargo, los segmentos medio bajos no tienen esa posibilidad".
También Ignacia Larraechea, gerente de Nutrición de Nestlé Chile, sintetizó que "el estudio revela una preocupante desconexión entre la percepción de los padres y la realidad del sobrepeso infantil: mientras el 81% cree que sus hijos tienen un peso normal, los datos oficiales muestran que el 51% de los escolares presenta sobrepeso u obesidad.
Además, observamos que entre los padres que reconocen esta condición en sus hijos, algunos ya perciben impactos en su salud mental, especialmente en el caso de las niñas. También notamos un uso cada vez más intensivo de pantallas, particularmente durante las comidas, lo que afecta tanto su nutrición como su capacidad de relacionarse".